Los latinos sufrieron el racismo y la discriminación en todo el país. La segregación fue una práctica común en las escuelas públicas hasta que el fallo Brown contra el Consejo de Educación de Topeka lo declaró inconstitucional en 1954. Sin embargo, a los mexicanos y mexicoamericanos se les impidió el uso de piscinas públicas y se los segregó en los cines. Las personas experimentaron acoso por el mero hecho de hablar español. En las décadas de 1960 y 1970, los activistas de derechos civiles lucharon por los derechos de los trabajadores agrícolas, la restitución de tierras, la protección de los votantes minoritarios en las urnas y la justicia social. En Wichita, un grupo de latinos desafiaron la marginación que las minorías soportaban en la ciudad. Algunas de las generaciones más jóvenes se unieron a las protestas de El movimiento chicano, el cual interiorizó y celebró una identidad mexicana y latina. Para otros, sin embargo, el objetivo principal fue trabajar dentro del sistema. Para ello, se incorporaron a diversas organizaciones y se postularon para cargos públicos.
North High students participate in a walk out during the Chicano movement. Courtesy of Jeanne Mendoza
Trabajadores en huelga en el exterior de la planta de Cudahy, frente a la Avenida Broadway.
Los veteranos que sirvieron en la Segunda Guerra Mundial, en Corea y en Vietnam fueron líderes clave en las primeras iniciativas de los derechos civiles de los latinos. Entre estas figuras se encuentra Jesús “Jesse” Magana, un ganadero de la ciudad de Kanopolis, en Kansas. Veterano de la Segunda Guerra Mundial, Magaña se desempeñó como presidente estatal de la sucursal del American G.I. Forum en Kansas, y también como vicepresidente nacional y tesorero del programa Empleos para el Progreso, financiado por la iniciativa SER (Service Employment and Redevelopment) del Departamento de Trabajo.
En todo el país, los mexicoamericanos más jóvenes comenzaron a discutir una serie de problemas que afectaban a la población latina. Estos incluían la discriminación, la violencia policial, la pobreza y la marginación en la sociedad de la cultura latina. En Wichita, se unieron a este movimiento estudiantes de la Universidad Estatal de Wichita, quienes formaron la Asociación de Estudiantes Mexicanos Estadounidenses o “MASA”. Más tarde, este grupo se convirtió en parte de un movimiento nacional llamado “MEChA”, Movimiento Estudiantil Chicano de Aztlán. El movimiento chicano a menudo llama al sudoeste norteamericano “Aztlán”, ya que considera que los latinos tienen raíces en esta región.
Al principio, las personas de ascendencia latinoamericana se llamaron a sí mismas “hispanoamericanas” y tuvieron problemas para ser aceptadas en Wichita. Sin embargo, a partir de la década de 1960, el movimiento chicano argumentó que los latinos eran auctóctonos de la región y no inmigrantes.