A partir de la década de 1970, una nueva ola de inmigración de México, América Central y Sudamérica redefinió Wichita. Los latinos pasaron de constituir aproximadamente el 1.5% de la población en 1980 al 9% en el 2000, y a más del 15% hacia el año 2010. Los inmigrantes mexicanos tendieron a establecerse en el extremo norte o North End de Wichita y fueron claves en la definición del paisaje de esa parte de la ciudad. Por su parte, los centroamericanos dejaron su huella en el sur de Wichita.
La creación de espacios por los inmigrantes latinoamericanos recientes ha incluido la transformación de los barrios. Aquí, una casa tradicional angloamericana ha sido renovada con estuco de color brillante y hierro forjado, típicos de la arquitectura latinoamericana.
“Cuando fui a la escuela fue muy traumático por mi acento, y los niños se burlaban de mí. Finalmente eliminé el acento. No quería recordar nada del español... pues, estaba muy avergonzada. En el restaurante mis padres contrataron a muchos inmigrantes y…. por alguna extraña razón, subliminalmente, este reapareció. Era la única forma que podía comunicarme con los cocineros. Este volvió. Y pensé: está bien. Ya no estaba avergonzada. Pensé: esto es bueno, ¿sabes?. Y los cocineros se sentían cómodos con la niña mocosa que corría. Muchos de los hispanos en la comunidad no hablan español y especialmente más en ese tiempo. Todos mis primos crecieron en Planeview y de los cuatro nadie habla español. Luego se casaron y se fueron. Estábamos hablando sobre eso el otro día, sobre el español y pensé que de alguna forma fue una bendición oculta que se quedara conmigo.” Carmen Rosales.
La población latina creció con el cambio de siglo y se concentró en el sur de la ciudad. Multitud de restaurantes y tiendas latinas abrieron en esta parte de la ciudad. Estas incluyeron carnicerías, pequeños y medianos supermercados mexicanos, así como tiendas como El Mercadito Salvadoreño, dedicado a la venta de productos centroamericanos y de América del Sur. En 2019 la cadena de supermercados Río Bravo, originaria de Kansas City, abrió su primer establecimiento en South Seneca.