Los lazos sociales se mantuvieron gracias a organizaciones como las bandas musicales o los equipos deportivos. También se convirtieron en lugares de refugio en los momentos en los que la sociedad en general no acogía a los mexicoamericanos.
Frente a las plantas empacadoras a lo largo de la antigua Lawrence Avenue (ahora Broadway) había una serie de restaurantes. Entre ellos estaba el hotel y restaurante El Patio y, junto a él, otro llamado Chata's. Cuando la familia Guzmán decidió vender Chata's, la familia López se hizo cargo y lo renombró Connie's, en honor a su propietaria, Concepción López. López comenzó a hacer comida para las cenas parroquiales. Restaurantes como estos sirvieron a clientes mexicoamericanos, pero también ayudaron a la comunidad anglo a descubrir la comida mexicana.
En la década de 1950, la juventud mexicoamericana participó en muchas de las mismas tradiciones que la comunidad en general, incluida la asistencia a la escuela secundaria y la celebración de concursos de belleza. Muchos se esforzaron para tratar de encajar, considerando las tradiciones culturales hispanas como reliquias vergonzosas de sus padres y abuelos.
Los jóvenes latinos recibieron con los brazos abiertos el rock and roll de la época. Art Martinez y Mike Jimenez, estudiantes de la preparatoria North, formaron parte del grupo Doug y los Inn-Truders. Por su parte, Dolphie Ybarra de Wellington era parte de los Fantabulous Jaggs, con su copete y todo.
Para el censo de 1920, se habían desarrollado grupos de vecindarios mexicoamericanos. Estas familias vivían a lo largo de la calle Mosley en las cercanías de barrios como “El Huarache” y “El Rock Island”.
En Wichita, las escuelas primarias fueron segregadas. No fue así en las clases de educación media y las preparatorias, como en Central Intermediate School. A diferencia de los afroamericanos, o de latinos que vivían en lugares como Kansas City, no todos los latinos en Wichita fueron a escuelas segregadas. Sin embargo, estos niños sufrieron la presión de encajar y no hablar español.
Las instalaciones deportivas de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro también apoyaron a los equipos deportivos locales, como este equipo de baloncesto de Cudahy.